domingo, 26 de junio de 2011

ANTONIO VILLEGAS TAMAYO, “POMBO”, Y VÍCTOR DREKE CRUZ Los guerrilleros del Che




Publicado el 26 de Junio de 2011 en Tiempo Argentino

Por Alberto López Girondo


Estuvieron con Ernesto Guevara en momentos cruciales de su lucha, cuando ese médico argentino se probó en la batalla de qué madera estaba hecho. Y desde su adolescencia empuñaron las armas para concretar sus ideales. Ingresaron a la guerrilla en Sierra Maestra, estuvieron junto a Fidel y el Che el día que la revolución llegó a La Habana y luego pasaron por las experiencias dramáticas del Congo y de Bolivia. Pero no hablan de fracaso.




Harry Antonio Villegas Tamayo es más conocido como Pombo, el seudónimo que el Che Guevara sacó de un diccionario de lengua swahili y significa hoja, para identificarse ante la guerrilla que intentaba organizar en el Congo, en 1965. Pombo acompañó casi hasta el final su aventura en Bolivia, donde fue uno de los tres sobrevivientes. Había comenzado su lucha contra la dictadura de Batista siendo un niño, a los 12 años.

Víctor Dreke Cruz también se acercó desde muy chico al movimiento guerrillero cubano, encabezado por Fidel Castro, cuando tenía 15. Fue luego protagonista en la epopeya de Playa Girón y el segundo del Che en el Congo.

Dreke Cruz tiene 74 años y Pombo 71. Ambos fueron a Rosario para celebrar el aniversario de Ernesto Guevara y de paso por Buenos Aires se mostraron sorprendidos ante Tiempo Argentino por el fervor de tantos jóvenes argentinos interesados en conocer detalles de la vida de este médico rosarino que encontró su destino en la revolución socialista.
“Vengo viendo un cambio en la interiorización de los argentinos de la figura del Che. Y es muy agradable porque uno siente que el lugar por el que más sentimiento tenía porque allí nació y por el que quería realmente luchar, lo va aceptando como una figura universal, como un paradigma de las juventudes del mundo”, dice Pombo, apoltronado en un sillón de la residencia del embajador cubano en Buenos Aires.
A su lado, Dreke Cruz tomará una cierta distancia del mito. “El Che que nosotros conocimos es el Che combativo, el Che del pensamiento, de los principios. Un hombre de carne y hueso que arriesgó su vida y que por eso murió. Es el Che crítico, analítico, que cuando tomaba una medida, era capaz de llevarla a cabo.” Y se entiende, ya que, se apresura en aclarar, “yo lo conocí, estuve con él, vi cómo se te desaparece y tú no puedes hacer nada. Por eso cuanto te preguntan respondes, pero te duele. Sé que así es la vida, pero es muy difícil hablar del Che todos los días, de cómo fue el último momento, ahora, después de 40 años.”

Eso no impide que estos combatientes surgidos de hogares muy pobres de campesinos que alcanzaron títulos universitarios, grados militares, escribieron sus memorias y en el caso de Dreke llegó a embajador en la Guinea Ecuatorial, se extiendan sobre esos últimos momentos en la vida del Che en combate.

–Una cosa que sorprende cuando uno ve su trayectoria, Pombo, es la cantidad de veces que el Che lo castigó. ¿Cuántas fueron?
–Como cuatro veces. Éramos muy jóvenes. Era travieso, inquieto yo…

–Él tampoco era viejo…
–Él tampoco era viejo pero tenía la responsabilidad de dirigirme, y en toda actividad humana tiene que haber disciplina. Y si se trata de la guerra, más disciplina aún. El Che le daba gran importancia a educar con el ejemplo, pero estaba bien claro que la disciplina era imprescindible. Y que si no se acataba de forma conciente, había que imponerla.

–¿Usted era rebelde o travieso?
–Travieso. Si fuera rebelde, me hubiera botado de la columna. Éramos jóvenes. No teníamos toda la formación que se requiere.

–¿Qué lo llevó a unirse a la guerrilla? ¿La impulsividad juvenil, la necesidad de justicia?
–Una mezcla de todas las cosas. En primer lugar se había producido el golpe de Estado de Batista, un fenómeno que todos los cubanos rechazaban, especialmente la juventud.

–Pero ustedes eran muy chicos...
–No teníamos conciencia política, pero sí conciencia de lo que estaba pasando. Y escuchábamos, y estábamos embarcados de todo el fenómeno de la resistencia. Tenía un hermano que se había postulado para Concejal por el Partido Ortodoxo, y el objetivo del golpe de Estado, era impedir que los seguidores de Eduardo Chibas, entre ellos Fidel, pudieran llegar a tomar el poder. Independientemente de la juventud, iba uno tomando conciencia. Es una de las causas. Estábamos inmersos en la Sierra Maestra, con una influencia grande de los combates, de los resultados, unos reales y otros ficticios, que decía la radio..., pero a uno le llegaba, y se va entusiasmando con querer participar. Y a uno cuando es joven le gusta experimentar. Nosotros estábamos ahí inconscientemente, no con la conceptualización del Che, pero enfrentamos la lucha.

–¿Cómo fue adquiriendo esa conciencia política?
–En el mismo proceso. Primero, el Che no nos dejaba en espontaneidad. Él inducía. Nos hacía estudiar, superarnos. Nosotros por ser campesinos no teníamos buen nivel cultural ni de instrucción. Éramos prácticamente analfabetos, y era esa una cosa contra la que luchaba el Che. Para preparar a los hombres que luchaban, para que fueran capaces en algún momento de ocupar cargos de dirección. Eso le preocupaba, y nos hacía transitar por el análisis de las traiciones históricas. Y ya cuando triunfó la revolución, entramos a la escuela más concreta, de formación ideológica.

–¿Imaginaban que iban a llegar a ese momento de la escuela?
–Lo hicimos con el objetivo de no quedarnos en las fuerzas armadas. Era una visión del Che, de Fidel, preparar a la gente para eso, pero nosotros no nos queríamos quedar. Nosotros teníamos la idea de volver a nuestras casas, a la cosa normal. Todo el mundo quería eso, y Fidel no nos dejó ir. “Hay que quedarse”, decía, “no vamos a derrotar a la tiranía para entregárselo a quién”. El Che tenía experiencia porque eso lo vio en Bolivia, en la revolución de 1952, cómo un día los mineros derrotaron al ejército, tomaron el poder y no podían gobernar.

–Dreke, ¿cómo los cambió a ustedes el Che, más allá de la revolución?
–Lo primero que me dio una gran impresión fue su honestidad, su sencillez a pesar de sus méritos militares, que fue lo primero que conocimos. Después, conocimos también sus méritos políticos, y de preparación. Su modestia, su firmeza revolucionaria. Eso nos dio una escuela inolvidable. Y después volvió a ratificar lo mismo fuera de Cuba, en el Congo, porque se hizo un verdadero ídolo en la zona en que estaba, no como un Che guerrillero, porque ellos no tenían la posibilidad de analizar al Che como guerrillero, sino el Che como médico, como persona, como ser humano. Tratando a los africanos, visitando los lugares donde ellos vivían, compartiendo con ellos, y se hizo famoso el “Doctor Tatu”, el médico cubano. Tatu cubano, era lo que ellos conocieron.

–¿Quedó amargado el Che después de la experiencia de El Congo?
–Yo no lo llamaría amargura. A mi criterio, el Che quedó con una nueva experiencia de la situación real que vivió. El Che no era teórico solamente. Era teórico y práctico, cosa no fácil de encontrar en una sola persona. El tenía esas dos facultades. Tenía su libreta y escribía todo el día, pero soltaba la libreta y al combate. Al fusil y a combatir. Dos grandes cualidades para un revolucionario. Se percata en el Congo de que todavía no estaban las condiciones para la lucha que llevaban los congoleses. Que había que aplicar otra forma de lucha para los africanos. En reuniones con los máximos dirigentes de aquellos movimientos los señores le decían lo que ellos veían, lo que les parecía. Entonces no tenía forma de valorar si era cierto o no, y partiendo Fidel de que nunca se debe decir una mentira, él creyó que era cierto lo que decían, “que peleamos, que tenemos tantas armas, tantos lugares tomados”, y no era cierto.

–¿Era mentira o voluntarismo?
–Ellos creían. Pero en algunos lugares no era así. Hay que ver la situación de la guerra en aquel momento. Había una ofensiva y como estaban los mismos congoleses, no se ponían de acuerdo y se retiraban. Tiraba algunos tiros unos para un lado, los otros para otro, y se retiraban, pero no había una ciudad consolidada cuando llegamos nosotros. En la primera lucha, se tomaron ciudades y ciudades, pero luego no tenían cómo mantenerla, no tenían personal preparado para eso, desde el punto de vista político ni militar. Cuando analizas en aquel momento no tenían el nivel inclusive. Eran campesinos, pero no se pueden comparar con los campesinos de América Latina.

–¿Qué fue lo que falló en Bolivia, Pombo?
–Falló Mario Monje (el fundador del Partido Comunista boliviano). No sólo en Bolivia, porque el Che no pretendía ir a hacer una revolución que le correspondía a los bolivianos. El Che pretendía crear un movimiento que abarcara todo el Cono Sur, teniendo como objetivo definido a Argentina.

–¿Por qué Bolivia?
–En primer lugar porque, desde el punto de vista histórico, Bolivia tuvo un movimiento muy fuerte que se enfrentó a los españoles, a los realistas, las llamadas “republiquetas”, movimiento que creó elementos de combatividad en los bolivianos. El Che dominaba eso. Conocía también todo el levantamiento de la ciudad de los tres nombres, Chuquisaca (hoy Sucre), el levantamiento de Tupac Katari. El Che conocía eso, y también el elemento de Bolivia de ser mediterráneo, por lo tanto cualquier movimiento que quisiera mantenerse, necesitaba un vecino, al menos uno, que lo apoyara. En lo topográfico o geográfico, era un país con una red de caminos muy limitada, beneficioso en un momento y perjudicial en otro. En los momentos del combate, le es más difícil desplegar grandes agrupaciones de fuerzas y el abastecimiento al enemigo. Es difícil para la guerrilla porque la incorporación es más lenta, debe ser más dirigida. Todo esto se tuvo en consideración. No iba a ser algo espontáneo como en Cuba, porque la densidad de la población era limitada, y había que llevar a la gente porque no había caminos. Además de esto, había un Partido Comunista joven. El más joven en ese momento. Un puñado de gente que estaba en edad de poder ir a la montaña, y la voluntad manifiesta de ellos de ir a la montaña, de alzarse. Pero después, no cumplió.

–¿En algún momento él pensó que eso iba al fracaso?
–No. Cuando un ser humano con la capacidad del Che se decide a ejecutar una cosa, no es para fracasar. Era para alcanzar el objetivo: la victoria. A una confrontación de esa naturaleza no se puede ir concibiendo la derrota, más cuando tienes gente atrás. El Che pensaba en eso. Y una vez nos recordó algo que le había pasado a Fidel en la Sierra, después del desembarco, cuando se reunieron siete en Cinco Palmas y dijo: “La revolución está hecha.” ¡Con siete gentes! Raúl llegó a pensar que Fidel estaba loco, pero era su optimismo. El revolucionario por lo general es optimista, por eso es soñador. Si no, no podría soñar. Cuando usted le tira la correlación de fuerzas, que somos cuatro gentes, la matemática no da. Tiene que estar permeado de un optimismo, de confianza en si mismo. El Che, con su gran rigor psíquico, le daba una calificación a cada día, y el único día que califica derrota es el 26 de septiembre (de 1967), porque tuvimos un golpe fuerte, caímos en una emboscada, nos mataron a tres, y eso no nos había ocurrido antes. Pero no perdió la confianza en la victoria.

–Dreke, ¿en Playa Girón estuvieron seguros de que iban a triunfar?
–Sí, lo supimos siempre. Estábamos seguros de que los íbamos a derrotar (a los mercenarios armados por los EE UU). Y además íbamos a cumplir las órdenes de Fidel. En Playa Girón, en el ’61, no éramos los mismos muchachitos que empezamos con 15 ó 18 años. Ya teníamos conocimiento. Había terminado la guerra y teníamos idea acerca de qué era el imperialismo, y que había que derrotarlo. Y ese fue el impulso de todos los combatientes. Teníamos el refuerzo moral de que Fidel estaba al frente de la tropa, no estaba en La Habana, y estaban todos los principales dirigentes de la revolución, muchos hoy fallecidos. El Che no estaba ahí porque debía estar en Pinar de Río, para ver qué pasaba si de-sembarcaban ahí y garantizar lo que pudiera suceder. Aleida (March, la segunda esposa del Che) estaba en el centro, Raúl, en Oriente y Fidel ahí.
Pombo: –Te agrego que estábamos obligados a derrotarlos. Era la misma concepción de José Martí. Si no lo hacíamos a tiempo, intervenían los estadounidenses. La concepción de la guerra rápida en 1895 de José Martí, era esa: impedir que ellos intervinieran. No se logró en ese momento. Teníamos claro que si no derrotábamos rápido a los mercenarios, desembarcaban las tropas estadounidenses. No nos podíamos arriesgar a que desembarcaran. Estamos a 90 millas de ellos.

viernes, 4 de febrero de 2011

Genealogia de San Ignacio de Loyola






01. Beltrán Ibañez de Guevara, "I Señor de Oñate y Guevara" (es el que figura en Los Guevara como: (XII). Vela Ladrón de Guevara (vivió 1332), Señor de Oñate y de Guevara (reinados de Alfonso X, el Sabio, 1252/1284 y de Sancho IV, el Bravo, 1284/1295), & Elvira Sánchez de Ayala
02. Ladrón Vélez de Guevara y Sánchez de Ayala, Señor de Oñate (figura en(XIII). Ladrón de Guevara, Señor de Oñate y de Guevara (reinado de Alfonso XI, el Justiciero, 1311/1350) & Sancha de Haro (Sancha Ponce de León)
03. Beltrán Vélez de Guevara y Haro, Señor de Oñate (figura en (XIV). Beltrán Vélez de Guevara y Ponce de León (que es el Nº 24 del Manuscripto de 1641) (casado con Mencía de Ayala), & N.N., otra esposa
04. Constanza Vélez de Guevara & (1400) Juan Pedro López de Balda, Señor de la Casa de Balda
05. María López de Balda y Guevara (n. Fuenterrabia, Guipuzcoa) & (Deva, Guevara, 1420) Sancho Martínez de Lastur
06. Marquesa Balda Verastegui y Ladrón de Guevara & (1445) Doctor Martín García de Licona y Astorriza (n. Ondarroa, Vizcaya)
07. María Sáenz de Licona y Balda & (30Jul1467)Beltrán Yañez de Loyola y Pérez de Iraeta (1439 - 23Oct1507)
08. San Ignacio de Loyola (Azpeitia, Guipuzcoa, 24Oct1491- Roma, 31 Jul 1556 ), fundador y I prepósito general de la Compañia de Jesús.



08. (hermano de San Ignacio de Loyola) Martin Garcia de Oñaz y Loyola, IX Señor de Oñaz y Loyola & (Ocaña, Toledo, 11Oct1498) Magdalena Aráoz y Zavala, Dama de la Reina Católica

09. Martín García de Loyola y Aráoz & María Nicolás y Oyanguren

10. Martín García Óñez de Loyola (Azpeitia, Guipúzcoa, 1549 - m. en la Batalla de Curalaba luchando contra los Araucanos, 22Nov1598 ó 24Dic1598), caballero de Calatrava (1568) , capitán de la Guardia del Virrey del Perú (1569), gobernador del Potosí (1578) Gobernador del Río de La Plata/Paraguay (1592, no llegó a asumir) y gobernador y capitán general del Reino de Chile (1592/1598), contrajo matrimonio con la princesa incaica doña Beatriz Clara Coya, heredera del Señorío de Yucay (Vilcabamba,1556/1557/1558 - Lima, 1600), hija de Santiago (Diego) Sayri Túpac, XVII Sapay Inca y II de Vilcabamba (r.1545/fines1557) (m. 1561), y nieta de Manco Cápac II (V) (Manco Inca Yupanqui), XVI Sapay Inca y I de Vilcabamba (actual provincia de La Convención, Cuzco) (Cuzco, 1500?; 1515? - Vilcabamba, 1544-1545 ó en 1563?).

11. Ana María Lorenza García Sayri Túpac de Loyola (María de Loyola Coya-Inca), (n.Concepción, Chile, 1596) I Marquesa de Santiago de Oropesa y Adelantada del Valle de Yucay (el 01Mar1614), Señora de la Casa de Loyola en Guipúzcoa, casada (Perú, h.1611 ó 1624) Juan Enríquez de Borja y Almansa (Alcañices, provincia de Zamora, 1573/1583 - Madrid (San Juan), 10Dic1634), en segundas nupcias, caballero de Santiago(13Jul1594), general de la Armada de Barlovento, del Consejo supremo de Guerra, mayordomo de Felipe IV, descendiente del Papa Alejandro VI Borghia y de San Francisco de Borja (Gandía, 28Oct1510 – Roma, 01Oct1572), Duque de Gandía y III Prepósito General de la Compañía de Jesús (1564/1572)

12. Juan Francisco Gaspar Ignacio Enríquez de Borja y Almansa Inca y Loyola II (Lima, 29Dic1615, baut. allí 13Feb1616 – Madrid, 17Mar1675), II Marqués de Santiago de Oropesa, señor de la Casa solar y palacio de Loyola, después VIII marqués de Alcañices, II Conde y señor de la Casa de Almansa, Grande de España, señor de las villas de Belver, Villabellid, y Cabreros del Monte, caballero de Calatrava (04Feb1628), Comendador mayor de Alcañiz, OCal, en la Corona de Aragón; & (1) Ana de la Cueva y Enríquez (o Enríquez de la Cueva) (m. Toro, 03Dic1650), hija de Francisco Fernández de la Cueva, VII Duque de Albuquerque, VII Conde de Ledesma, IV Marqués de Cuéllar, Virrey de Cataluña y Sicilia, y de su 3ª mujer, Ana Enríquez de los Almirantes de Castilla; & (2) Juana de Velasco y Guzmán (ella en 3ª nupcias) (1625 –Madrid, 20Feb1688), administradora perpetua de la Encomienda mayor de Alcañiz, Orden de Calatrava, y de la encomienda de Villanueva de la Fuente, OStg, en la provincia de León (casada en 1ª nupcias: 1642 Enrique Felípez de Guzmán, I Marqués de Mayrena, II Duque de Sanlúcar de Barrameda (m.1646), con sucesión;casada en 2ª nupcias con Alfonso Melchor Téllez-Girón, de los Condes de Montalban, con sucesión), hija de Bernardino Fernández de Velasco, XI Condestable de Castilla, VI Duque de Frías, VIII Conde de Haro, IV Marqués de Berlanga, y de Isabel María de Guzmán, hija de Gabriel Núñez de Guzmán, señor de la casa de Guzmán, I Marqués de Toral, y de Francisca de Guzmán, de los II señores de Montealegre y Meneses)

13.Teresa Enríquez de Velasco (o Enríquez de Almansa y Velasco Borja Inca y Loyola) (m. 1713) , IX marquesa de Alcañices, Condesa y señora de la Casa de Almansa, III marquesa de Santiago de Oropesa, Grande de España, Pariente mayor y poseedora del mayorazgo de los principes del Perú, XVIII señora de la casa solariega de Loyola, en Guipúzcoa; & Luis Enríquez de Cabrera (m. 1713), gentilhombre de la cámara de Carlos II con ejercicio, luego VIII Duque de Medina de Río Seco, Conde de Modica, Conde de Melgar, Grande de España de 1ª clase (por la muerte de su hermano mayor Juan Tomás, último Almirante de Castilla, m. 1708), hijo 2º de Juan Gaspar Enríquez de Cabrera, VI Duque de Medina del Río Seco, X Almirante de Castilla, IX ú VIII Conde de Melgar, Conde de Rueda, Conde de Osona, Vizconde de Cabrera, Vizconde de Bas, Grande de España, X señor de Palenzuela, Aguilar de Campos, Villabrágima, Torre de Lobatón, Adelantado y Notario mayor del Reino de León, alcaide perp y hereditario de las Torres de León y del castillo de Zamora, caballero de Alcántara, comendador de Piedrabuena, OAlc, gentilhombre de cámara de Felipe IV, Caballerizo mayor de Carlos II y de sus Consejos de Estado y Guerra, (Madrid, 10Jul1625 - Madrid 15Sep1691/2), y de su 1ª mujer (19Ene1641): Elvira Álvarez de Toledo Osorio Ponce de León (m. Ene1680/30Sep1681), hija de Fadrique II Álvarez de Toledo y Osorio, I Marqués de Villanueva de Valdueza (m. 1634) y de Elvira Ponce de León, hija de los VI Marqueses de Zahara

14.María de la Almudena Enríquez (m. 31Jul1741) , XI Marquesa de Alcañices, V Marquesa de Santiago de Oropesa, sin sucesión, pasando la Casa de Alcañices a los Osorio, condes de Villanueva de Cañedo.